Con la Marcia fuimos a lo de Spencer Tunick cuando, junto a más de 4000 personas desnudas y con -1º G., una fría mañana de invierno. Era la final del mundial de fútbol del 2002, y 4000 personas corrían desnudas y libres sin preocuparse del mal endémico de este país. El fútbol. Pero eso es tema para otra oportunidad.
Realmente quería comentar que esa vez fuimos porque la Marcia me dijo que era una oportunidad única y trascendente en la historia del país, y que seria lamentable no participar. Eran argumentos poderosos, y muy parecidos a los que uso un amigo para convencerme de ir a ver a Michael Jackson cuando vino a Chile. El asunto es que nos inscribimos para ir, y nos confirmaron altiro. Yo estaba medio dudoso en todo caso, ya que en mi familia el cuerpo era una especie de templo que más valía mantener cerrado, solo a la vista de uno mismo y la pareja. Yo nunca le vi ni una pechuga a mi mamá, y si le sumo el hecho que me amamantaron muy poco y que la sexualidad y el cuerpo humano eran tabú en mis años mozos, se podría decir que mi visión de la desnudez era bastante candida. Pero la Marcia estaba más que decidida y yo no podía flaquear ante ella. ¡Eres macho, o no eres macho! me decía la noche antes del evento. Los niños querían ir pero no los llevamos porque hacia frió y era muy temprano, así que llegamos solos porque otros que se habían sumado se corrieron a ultimo momento, y sin redundar en lo archiconocido (los canutos, la gente, y los nudistas espontáneos), la experiencia fue única, y la catarsis contagiosa, de hecho el frío ni se sintió hasta cuando nos vestimos, y solo camino a casa alguien pregunto ¿Quien gano el mundial?
A raíz de eso y algunos años después, al leer un reportaje a René Rojas (igual que el maestro Pepo) precursor del nudismo en chile, le escribí un correo contándole nuestra historia en cueros, y nos invito a participar en el club. No pudimos de inmediato por distintas razones, pero finalmente nos decidimos y se dio la oportunidad el pasado 21 de octubre, día en que inauguraban la temporada de playa Luna, con transporte y todo. Cancelamos la cuota y nos juntamos con el grupo esa mañana. Estaba nervioso, no lo voy a negar. Siempre me ha sido difícil entablar relaciones humanas y sociales, y debo admitir que si no es por la Marcia , hablaría casi nada... y ni siquiera habría ido. Pero ella me inspira, y me gusta compartir momentos a su lado. El hecho es que la Marcia estaba de lo más relajada y lo único que le preocupaba era que no consiguió café en ningún lado, lo que la irrito un poco, pero al final nos fuimos sin café pero cómodos ya que el bus era bastante agradable. Arriba iba gente de toda edad (menos niños) y todos muy relajados, saludamos y nos sentamos y cuando llego René con sus lentes CQC y su polera oficial de PLAYA LUNA, partimos. Estuvimos hablando con uno de los coordinadores (es como el 2º de abordo) pero no me acuerdo del nombre, nos contó algo de la historia del grupo a nosotros y a una pareja de lolos que también iban por primera vez. De los comienzos en la clandestinidad y la inquisición social de la que fueron victimas hasta que consiguieron la ansiada libertad de expresión. Había un tipo que la Marcia me dijo "Yo lo conozco de alguna parte... pero no recuerdo de donde" Así que le pregunto y el le dijo que había estado en un Relity del 13. Cuando me contó esto la Marcia le pregunte en que momento había ella participado en un reality. No me dijo nada. Pero el hombre Relity resulto ser bien simpático. También había un señor mayor que ya era senior en el nudismo y también es bien simpático y se llama Iván.
Cuando nos bajamos del bus nos toco caminar como 20 min. pero casi ni se notaron, pero se funó un viaje a otra playa de cerca y nos fuimos directo a playa Luna. En un principio nos instalamos con la Marcia en las periferias del grupo, junto a dos parejas más. Yo no sabia como empezar, pero a la Marcia no le costo nada, y en menos de lo que me demoro en escribir esto, ella ya estaba sin nada tomando sol. Obviamente no iba a ser menos e hice lo mismo. Y ahí viene la sensación de libertad. Una vez que uno se libera de las ataduras culturales de la vestidura, ¡Pucha que es rico! estaba al lado de mi mujer, leyendo un libro, en pelota y disfrutando del sol que ese día fue implacable (pregúntenme a mi y mi quemado cuerpo), miraba al lado y había más gente desnuda, disfrutando de si mismo y de la vida. Todos tenían eso en común. Estaban felices de estar ahí, en ese momento en ese lugar. No había diferencias de edad, ni físicas, sociales, políticas, religiosas o culturales. Éramos todos iguales, y en ese momento recordé que fue lo que mas me gusto de lo de Tunick: El mirar al lado y ver que todos éramos iguales, que todos no saludábamos porque todos nos conocíamos... o mejor, no teníamos nada que conocer porque nadie tenia nada que ocultar, y no lo digo en sentido figurado "Claro, si todos andan en pelotas", si no que, finalmente, la ropa no solo nos cubre el cuerpo, si no que además no deja ver la transparencia de este. No digo que andemos piluchos todo el tiempo, si no que seria bueno que en algún momento, todos nos plantáramos frente a un desconocido, desnudos, y viéramos que al final no somos tan desconocidos y hay cosas mucho mas entretenidas que compartir con otros, en vez de lo adquirido o por adquirir.
Nos sacamos fotos, muchas fotos (que no publicare por respeto a mis "nuevos mejores amigos de todo el mundo") que nos recordaran la primera experiencia de este tipo en nuestras vidas, pero no la ultima, ya que el 11 de noviembre nos juntamos de nuevo en Peñaflower, y espero poder llevar a mis muchachos porque esto es una experiencia también de familia.
Finalmente, recomendaría a mucha gente hacer esto como terapia de familia, de espíritu y personal, pero de toda esa gente, ninguno lo haría... allá ellos, nosotros en cambio, recién empezamos.
Rodrigo